3 sept 2010

¿Qué te gustaría comer hoy? Sí, a vos.

Hace mucho tiempo quería escribir una entrada, porque aun no las cocino muy bien (mal chiste). He tenido ideas y las he desarrollado en mi cabeza mil veces, pero en ese desorden, las ideas no se acomodan. Lo escribo desde la perspectiva de comensal, soy una de ustedes, todos lo somos, lo demás, hasta en unos años. Ya me logré sentar, no he dormido mucho, pero aquí estoy, tenerme acá sentada ya es un avance, a lo que vinimos.

Vivimos en Costa Rica, aquí o se habla de ‘usted’ o se habla de ‘vos’. No se habla de ‘tu’, punto. Esa regla es definitiva, en cambio la primera regla tiene más reglas, como que se habla de ‘usted’ a las personas que uno no conoce, por respeto, o ese enredo de los ticos que si son amigos o se tiene mucha confianza se le habla de ‘vos’, pero si se le tiene todavía más confianza, se le habla de ‘usted’. ¿Qué con esta clase de español? No más formalismos.

Que ganas de salir a comer afuera, lo que sea, desde un BBQ coreano hasta las hamburguesas que habló Daniel unas entradas antes. Uno se alista, se monta al carro, al bus, camina, entra, hace fila o se sienta y llega la hora de ordenar. En eso el mesero, o mesera, se acerca, y dice “Buenas, ¿cómo estás? ¿Qué te gustaría ordenar?”. Alto ahí. Es probable que he venido aquí antes, pero ¿desde cuándo somos compas? Nada mejor que un buen servicio, pero a mí hábleme de ‘usted’, ni mi papá me vosea. Al cliente, con respeto, no por ninguna jerarquía social, eso jamás, más porque es posible que nunca antes nos hayamos visto. No sé si soy la única que lo nota, o la única persona que le molesta, pero yo vine a comer. Con los años he tratado que detalles así no me molesten, en realidad algo así no me haría levantarme e irme, o tratar mal al mesero, así no funciona. ¿Que me gustaría que me hable de ‘usted’? Me encantaría.


¿De quién es responsabilidad enseñarle eso a los meseros o trabajadores de algún restaurante, hasta de alguna tienda, que se evite el voseo, aun peor el tuteo? El jefe supongo. Apuesto que muchísimas veces les dicen, pero igual lo hacen. ¿Qué culpa tienen los jefes o hasta los mismos meseros de las costumbres de nosotros los ticos? Tengo que aceptar que me incomoda que me hablen de ‘vos’, no obstante por eso uno respondería con mal trato. No hay nada mejor que fraternizar con el o la mesera, más de una vez uno sale con una sonrisa, anécdotas y un postre de cortesía, además de asegurarse que la próxima visita recibirá una atención especial.

Ahora sí, algo que si es molesto, que no todos los comensales viven es otra rama de esa confianza extraña que los meseros tienen. Volvemos al cuento, quiero comer, llego, me siento, “¿qué querés ordenar Beba?”. Y esa es una historia verídica. Los hombres no sufren, tal vez ni entienden, porque están acostumbrados al normal, ‘mae’, ‘jefe’, ‘macho’, pero yo no soy bebé, ni suya ni de nadie, mucho menos su Mamá o su cielo. Tal vez la mayoría de los casos no existe una mala intención, pero a mí como mujer, me incomoda. Si se mantiene durante toda la experiencia culinaria, todavía más. Ahora qué hacer en una situación como ésta es sencillo, seguir la corriente, para prevenir que le escupan a uno en la comida o le pisoteen la carne, no digo que estas sean prácticas comunes, yo qué sé.

El punto es que salir a comer no debería ser así, debería ser un momento de máximo disfrute, con amigos, con la pareja, solo, para pasarla bien comiendo. Invito a notar estas faltas mencionadas anteriormente, para pararlas si se tiene el poder o para acordarse que leyó esto y reírse de la cara de loca que seguro hago cada vez que me dicen “ya te traigo la cuenta, linda”. No me malinterpreten, yo quiero mucho a los ticos y a los meseros, no trato de insultar ni herir a nadie, solo es una reflexión. En mi observación soy yo la que salgo perdiendo, lo acepto. Porque a fin de cuentas, no vamos a socializar con el mesero, vamos a comer.
Entonces, ¿qué querés comer?

luchi.

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