29 ago 2010

Los cuentos del camino...

Eran las 7am yo estaba en la Coca Cola, andaba una camisa de rayas, y ya dejemos las frases tipo canción de Ricardo Arjona. Todavía no se como hice para despertarme y poder llegar ahí vivo a agarrar un bus a Quepos. Asuntos personales me manejaban hacia allá, pero un objetivo comunal iba bailando en mi mente. Ver que encontrababa rico de comer en ese viaje de tantas horas. Lo que yo no sabía era que ese viaje me iba a dejar con tantas cosas para vivir y pensar. Pero bueno, muy bonito todo verdad, empecemos mejor.

Quince minutos me separaban de las 7am y yo ya estaba sentado en el bus que me llevaría al sur, adonde están las mejores playas y algunos de los mejores mariscos y pescados del país. Se pueden imaginar que yo como chef iba casi como perro que lo sacan a pasear en carro. A la par mía se sentó una señora, ya entrada en años y experiencias, llamada Flory. Ahora, hay que entender una cosa... yo no soy de esos que les gusta hablar en un bus, si no es que vas conmigo, no me interesa de las opiniones personales sobre las noticias del país. Mucho menos quiero saber sobre como algún familiar tuyo tiene algo o hizo algo o lo que sea. No es que sea un carepi... solo que di, entre las cosas que no soy, no soy persona de andar en buses hablando, ni soy persona de levantarme temprano. Pero bueno, doña Flory no sabía eso y después de muchos intentos fallidos de conversación conmigo, logro que yo pusiera en pausa Back To School de Deftones y me pusiera a hablar y escucharla.

"¿Que hace ud?... Soy chef =D... En serio, será mucho chef pero apuesto a que no sabe cocinar como las señoras del caribe"... Con solo eso yo ya sabía que esta conversación me iba a interesar. Me hablo sobre como ella no podía pasar de Turrialba hasta San José y que cuando pudo pasar, en lugar de quedarse en San José terminó en Parrita.Y de ahí en adelante empezó a soltar todo el conocimiento habido y por haber. Que el secreto del rondon es tal, que el oxtail si es en serio de Limóm tenés que echarle esto. Esta señora en serio que podía rajar de ser la Larousse Gastronomique de la cocina caribeña. Y no estoy hablando de pati, plantinta o rice and beans. Aquí la cosa era Old School Limón right to you.

Ella hablaba de ingredientes que ni en mis experiencias mas pijiadas he escuchado o pensado. Sin una cocina ni nada presente me enseño a cocinar cosas que sonaban tan complejas en su simplicidad que era todo hermosamente inexplicable. Es algo extraño poder lograr imaginar sabores y saborearlos de tal forma sin tenerlos enfrente y sin saber en realidad de que me hablaba. Y en realidad, no se, no era tanto sobre las recetas y todo de lo que hablaba sino que mas bien era sobre la pasión, orgullo y ganas con la que hablaba de todo. Francamente estoy seguro que si me hubiese hablado de cocinar Mier.....shhhh fijo me hubiese sabido rico en la mente.

Creo que la experiencia que mas risa me dio y que fijo me va a buscar por el resto de los días mientras que cuente todo esto fue de cuando llegamos a Playa Hermosa, si a Playa Hermosa ya que ese bus anduvo por medio Costa Rica. Media hora antes de llegar, al darme cuenta que ibamos para allá, le mandé un mensaje a un amigo, un chef israelita que trabaja por ahí perdido en la playa y cuyas creaciones con pescado son dignas de pegarle a mi mamá y todo. Desde ahora les digo, no pregunten quien es ni adonde trabaja porque yo para estas cosas soy egoista y no quiero que me lo quiten jaja. El mensaje era simple, en inglés claro pero bueno traducido era como, "mae, voy llegando a hermosa, topeme en la parada de buses grande con la sustancia". Esa sustancia es una ensalada de atún fresco y wasabi que en serio es como lo más cercano a pegarle un mordisco a la sirenita.

Cuando vi que el acepto amablemente dije, ahora si, a esta señora la dejo sorprendida y para que vea que no estoy tan perdido yo tampoco. Me baje y ahí estaba esperandome ese personaje en gabacha, barba, pantaloneta y anteojos de sol. Muerto de risa, despues de un abrazo de esos que asfixian y un par de palabras, me dio un sandwich de atún y wasabi y con un simple enjoy me monté de vuelta al bus y seguí mi camino. "Doña Flory, ahora si prepárese, que esta es comida de la buena, la va a dejar pidiendo perdón jeje". Le di un pedazo de mi hermoso y drogante sandwich, lo probó y simplemente dijo, "mmmm, si esta bueno, pero nosotros en Limón.......", si, digamos que en ese momento sentí como todo en mi vida se me vino abajo y nada más pensé, sino, aquí o me callo y aprendo, o me fui en toda olla de leche como los grandes. Eso hice, el resto del camino, escuche y aprendí.

Cuando el bus llego a Parrita, no hubo grandes y emotivas despedidas, solamente un "adios mijito, acuerdate lo que la negra del bus te contó y verás como te va bien". Estoy mas que seguro que todo eso que hablamos me va a quedar de por vida y mis cocineros todos escucharán miles de veces las historias y demás consejos que se dieron ese día. Pero di, más que todo me queda como lección que para poder avanzar en nuestra cocina no nos debe dar miedo ver hacia atrás y aprender el porqué todo era tan bueno. No olvidemos las cosas con las que crecimos comiendo, los sabores simples y hermosos de la vida, que al final del día, si hay algo que nos puede sacar la sonrisa menos forzada es eso. El bus siguió, yo llegué a Quepos a hacer lo mío y la vida siguio como si nada, entre cuentos y caminos.

Daniel El Chef Canibal...

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